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La razón principal para ver esta breve comedia podría ser la actuación del personaje que interpreta Stan Laurel. En sólo un par de años, él y Oliver Hardy comenzarían a desarrollar su próximo dúo famoso de personalidades cómicas, y aquí el papel de Laurel podría mostrar algunos pasos pequeños pero definidos en esa dirección. Laurel interpreta a un personaje borracho del tipo que se usaba en exceso en las comedias cortas de las décadas de 1910 y 1920, pero en su actuación también se puede ver algo de su propia personalidad en desarrollo. La ingenuidad bondadosa y la ocasional cara en blanco que se convirtió en parte de "Stanley", junto con un par de gestos algo similares a los que usaría a menudo más tarde, están aquí presentes.
Eso no quiere decir que el personaje sea reconocible como un todo, o incluso que el personaje en sí sea interesante, ya que no lo es. Hay lo suficiente para hacer visible al propio Laurel debajo del número de la borrachera. La película en sí está dentro del promedio y quizá sea mejor que el promedio. La primera escena, en el club nocturno, es probablemente la mejor parte. Cuenta con una buena sincronización y un par de buenos gags, con el rendimiento de Laurel obteniendo el mayor provecho posible del material, sin hacerlo demasiado exagerado. El resto de la película a veces contiene largos tramos inocuos diseñados para configurar uno o dos gags que, de todos modos, sólo son un poco entretenidos. Así que Laurel tiene que cargar, con mucho, con un poco de la energía de Glen Cavender y un puñado de lances cómicos decentes.
