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Policía sin esposas


General

Titulo original: Riley the Cop
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1928
Género: Comedia

Otras personas

Director: John Ford
Escritor: Fred Stanley; James Gruen
Productor/Estudio: Fox Film Corporation
Compositor:
Fotografia: Charles G. Clarke

Funcionalidades

Duración: 68
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: TV
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Regular-Mala
Peso: 900 Mb

Reparto

  • J. Farrell MacDonald
  • Nancy Drexel
  • David Rollins
  • Louise Fazenda
  • Billy Bevan
  • Dell Henderson

Sinopsis

Riley es el típico policía irlandés, buena gente y bonachón, más dado a la buena vida que a detener a nadie. Un día le hacen viajar hasta Alemania para detener a un muchacho, supuesto autor de un desfalco.

Comentarios

Ripeada por Arupa a partir de un xvid de 894 MiB

Ford fue acusado durante mucho tiempo de racismo en sus películas, particularmente en sus westerns. He visto varias de sus obras mudas y argumentaría que, si bien Ford tenía puntos de vista estereotipados sobre el origen étnico y la raza, no era racista. Considérese que al principio de "Riley the Cop" hay un grupo de niños bailando junto a Riley, grupo que incluye a dos niños negros que parecen estar en igualdad de condiciones con los demás. Riley visita a una joven negra que trabaja como cocinera en una casa, donde se toma un descanso de su ronda y parece no preocuparse por la raza del cocinero. Éstos podrían ser estereotipos, pero difícilmente una ocupación inusual para los negros en una ciudad.

El propio Riley es el policía irlandés -éste sí estereotípico- que se encuentra en abundancia en estas primeras películas de Ford, como "The Shamrock Handicap". Ford era irlandés, parece divertirse con su etnia y lanza un buen toque a los policías alemanes y franceses para sugerir una "fraternidad" universal entre los policías, aunque con indudables acentos burlones. Dado que sólo una docena de años antes de que se filmase esta película, los alemanes eran los enemigos mortales de los aliados en la Gran Guerra, aquí todos parecen llevarse "sospechosamente" bien.

(Eddie Constanti)
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Pese a que no parece que Ford tuviese reparo o dificultad para pasar del cine silente al sonoro, las películas –mudas o no– que rodó durante los años de transición, 1927-1934, parecen haberse vuelto invisibles, si es que alguna vez recibieron atención, y es difícil encontrar un análisis mínimamente pormenorizado acerca de ellas. Tampoco Ford, reacio y lacónico cuando era entrevistado, dijo casi nada, y menos aún positivo. En consecuencia, se da por supuesto que carecen de interés, que son obras de encargo ejecutadas impersonalmente, nada características. De ahí la sorpresa que pueden producir, si no en una primera aproximación, sí cuando se revisan.

Uno de los muchos lados de Ford con los que no se le asocia automáticamente es la comedia, pese al que el humor –relajado, teñido de melancolía o irónico, a veces enloquecido y disparatado, no muy alejado de la screwball comedy– sea uno de los ingredientes fundamentales de su cine.

Riley the Cop, la penúltima obra muda de Ford, es una comedia sobre las andanzas internacionales (en Múnich) de un policía irlandés de Nueva York, encarnado por uno de los más reconocibles y familiares secundarios fordianos, J. Farrell McDonald (el barman Mac de My Darling Clementine), en una de sus escasas interpretaciones protagonistas. Parece que lo único que Ford le comentó a Bogdanovich es que lo que cuenta ocurrió realmente (es una de sus escasas películas de acción contemporánea al rodaje) y le pareció divertido, lo que más bien hace pensar que él mismo propuso a la Fox hacerla. Que el policía Aloysius (segundo nombre de Ford) Riley esté particularmente satisfecho y orgulloso de no haber detenido nunca a nadie lo hace significativamente afín al lado más anárquico, rebelde e irrespetuoso de Ford, yo diría que uno de sus personajes más queridos (como Barry Fitzgerald en The Quiet Man o Anne Bancroft en 7 Women). Como además de hilarante –tanto como los cortos de Laurel & Hardy de esos años– es una película de muy moderna e imprevisible libertad narrativa, y pese a su entre nula y mala reputación, yo la encuentro superior a obras muy buenas pero más pretenciosas y famosas, como Arrowsmith, Flesh o The Informer, de hecho, la segunda más antigua entre sus obras mayores.

Miguel Marías
(El universo de John Ford. Ed. Notorious, 2017)