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Bonita película de animación japonesa, del gran estudio Ghibili, donde están genios como Miyazaky y Takahara (director de la magnífica La Tumba de las Luciérganas). Aqui Takahara deja volar su imaginación con los tanuki, los mapaches ilusionistas que pueden cambiar de forma.
La historia se centra en la defensa de la montaña donde viven los tanuki, montaña que los humanos están devastando para construir pisos y zonas residenciales ante el crecimiento de la población en Tokyo. Cada vez va quedando menos de montaña, de árboles, de cómida para los tanuki, en definitiva, de su casa. Le declaran la guerra a los humanos y lucharán con sus medios para defender el bosque.
La película es bastante bonita, con un mensaje ecologista que se acentua en ese bonito y, aunque parezca lo contrario, desolador final. Es cierto que a veces miré la hora, creo que no debería durar tanto. Pero en fin, de nuevo la animación japonesa nos enseña cosas que la americana parece haber perdido. Sin duda, el estudio Ghibili está haciendo las mejores peliculas de dibujos de los últimos años. Los mapaches de la montaña de Pompoko son una nueva muestra, esa increible fantasía (muy japonesa, por otra parte, muy de sus tradiciones, que aqui nos resultarán raras) del postergeist tanuki, todas esas transformaciones, son muy imaginativas. Y, aunque no llegue esta pelicula al nivel por ejemplo de La Tumba de las Luciernagas, de su mismo director, o de algunas de Miyazaky, es una muestra perfecta de buen cine de animación, comprometido, ecologista, imaginativo y original. De ese que parece que queda tan poco. Intentad verla, supongo que os gustará.
Se me olvidaba, puede que no sea una película para niños, por lo menos no muy niños. Eso de que los testículos cambien de forma...