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Primera plana


Personal

Valoración personal: 9 stars

General

Titulo original: The Front Page
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1974
Género: Comedia

Otras personas

Director: Billy Wilder
Escritor: Billy Wilder; I. A. L. Diamond; Ben Hecht; Charles MacArthur
Productor/Estudio: Universal Pictures
Compositor: Billy May
Fotografia: Jordan Cronenweth

Funcionalidades

Duración: 105
Pistas de idioma: Castellano; Inglés
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Color
Fuente ripeo: BD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Excelente
Peso: 7,0 Gb

Reparto

  • Jack Lemmon
  • Walter Matthau
  • Susan Sarandon
  • Vincent Gardenia
  • David Wayne
  • Allen Garfield
  • Austin Pendleton
  • Charles Durning
  • Herb Edelman
  • Martin Gabel

Sinopsis

'Hildy' Johnson es un avezado periodista, uno de los mejores del periódico que dirige el sucio y maniobrero Walter Burns. Ante la perspectiva de que Hildy deje el periódico, Burns despliega sus artes más innobles. Hildy decide trabajar por última vez en un gran reportaje: la ejecución de un desgraciado que ha cometido un asesinato.

Comentarios

En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 31. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 11-septiembre-1995. Invitados: Juan Carlos Laviana, Juan Tébar y Eduardo Torres-Dulce.
En este mismo archivo "Luna nueva" de Hawks

Encode a partir del bluray de HanseSound, con algún ligero retoque a gusto del consumidor, atenuación de la iluminación y giro hacia tonalidades mas azuladas, en general mas cercano a lo que nos ofrecía el Hdtv.

En cuanto a los audios para la versión original, extraído del bluray alemán y pasado a AAC, para el castellano misma operación pero del bluray de Resen, al igual que los subtitulos.

Premios
1974: Premios David di Donatello: Mejor director y actor extranjero (Lemmon y Matthau)
1974: Globos de Oro: 3 nominaciones, incluyendo mejor película comedia/musical
1974: Sindicato de Guionistas (WGA): Nominada a Mejor guión adaptado comedia

Primero fue Lewis Milestone, en 1931, quien adaptó con soltura la obra teatral. Hawks hizo su "remake" en 1940 –menciono esto porque he detectado en mis "investigaciones de campo" que hay gente que valora más la versión de Hawks porque creen que es la primera–, mejorando el resultado gracias al talento de Cary Grant y a algunos retoques más. Pero la mejor versión, para mí –las he visto todas, evidentemente–, es la de Wilder. Retomando el espíritu sarcástico, crítico y alocado de su magnífica "Uno, dos, tres" –que es otra adaptación–, consigue que la compenetración entre Lemmon y Matthau nos ofrezca algunos de los momentos más graciosos que recuerdo en una película. Los ácidos chistes arremeten, además de contra la actitud carroñera del periodismo, contra la pena de muerte.
La vi casi accidentalmente durante los últimos días de vida de mi antiguo vídeo VHS. Además, la cinta, que me había pasado un colega, estaba cascadísima, con lo que la imagen se veía distorsionada y el sonido apenas era audible. Bueno, pues, a pesar de todo, automáticamente se convirtió en una de mis películas favoritas. Esa tarde por poco me tienen que ingresar del ataque de risa que me invadió. El ritmo es aceleradísimo ya desde los magníficos títulos de crédito; no te da tiempo a respirar entre carcajadas.

Lo mejor (de entre "lo mejor" que es la película en sí): la dupla protagonista; las pintas allenianas del condenado, Earl Williams, quien se alegra de que le ejecuten ¡sólo por poder salir de una celda en la que hace mucha corriente!; los intentos de Matthau por retener a Lemmon –llega a hacerse pasar por inspector y a acusarle de exhibicionista–; las lucubraciones del doctor Eggelhofer, un psicólogo obsesionado con los traumas sexuales (su libro más conocido se titula "Masturbación y comportamiento antisocial") y para el que todos los americanos son unos "inverrtidos" y unos "marricas" ("¡¡¡No confío en los médicos amerricanos!!! ¡¡¡Denme un espejo y el instrrumental parra que pueda operrarme a mí mismo!!!" ); la desorganización policial ("¡Atención todas las unidades: Williams ha sido visto remando en el lago Michigan vestido de monja!"); las cursiladas de Bensinger, el periodista amanerado; el final.

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¡MI REINO POR UNA EXCLUSIVA!

La engrasada máquina Wilder-Diamond acometió “Primera plana” con una doble referencia: por un lado las anteriores versiones del original teatral “Front Page” (la popular de Milestone y la excelente de Hawks), ambas protagonizadas por un jefe y una reportera, y por otro el éxito industrial de “El golpe” (1973), de George Roy Hill.

Se insiste en la época: Chicago años veinte, gangs y corrupción, desempleo y tensiones sociales. Y en alinear dos actores estelares en punta con un reparto de eficaces secundarios. Pero la pareja protagonista no son dos galanes encantadores sino dos caníbales, de profesión periodistas, encargados de diálogos vitriólicos.

El periodismo es presentado como un quehacer de bajos fondos. La sala de prensa del presidio donde un activista de muy pocas luces va a ser ahorcado es una timba desde la que, entre póker, whisky y cánticos, se transmiten a las salas de redacción informaciones descaradamente manipuladoras y sensacionalistas. Unos de esos depredadores, encarnado por Lemmon, es el as del ‘Examiner’, a cuyo director interpreta Matthau, ambos en su registro idóneo, el histriónico. El reportero quiere retirarse, vía matrimonial, y su jefe, posesivo y misógino, intentará toda clase de trapacerías para impedirlo, sin resquicio ético.

Pero esos periodistas, capaces de vender a su madre por un titular a cinco columnas y un aumento de la tirada, no son peores que los demás encartados. El alcalde y el sheriff, corruptos y mafiosos, están dispuestos a cualquier crimen que en sus cálculos electorales pueda procurarles un puñado de votos.

Las instituciones de la época son sometidas a una demolición sin concesiones, que alcanza hasta la actualidad: desde luego la prensa, y asimismo la justicia, la democracia por sufragio, la autoridad penitenciaria y política, con su paranoia antibolchevique, pero también la militancia anarquista y el psicoanálisis vienés, en sátira arrolladora que no se para en límites de corrección y se ceba en el homosexual cursi y la arrastrada prostituta, a quien sin embargo se asignan las únicas reacciones dignas y elevadas de toda la jauría.

En un planteamiento ya muy perfeccionado, Wilder y Diamond sacan de esta visión tan escéptica y sombría una cáustica comicidad, y la empujan a ritmo progresivo, jugando para ello todas las bazas que la trama ofrece, siempre con una carta preparada para la sorpresa y el gag, y apurando hasta el último segundo previo al The End.