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Sin dudas que el punto fuerte es su inventiva y ocurrencia, lo cual junto con la impecable factura técnica de los efectos visuales en sus formas, hacen de este filme un referente muy destacado en el arte de la combinación de animación con personajes de carne y hueso.
Desde el guión, como dije, hay mucha imaginación para trazar una historia original combinando toques cómicos con la sucia atmósfera del cine negro.
Los personajes son sumamente llamativos, tanto los que nacen de la animación como los reales. Nadie puede olvidar a Bob Hoskins encarnando a ese detective compungido por la pérdida de un hermano a manos de un asesino animado, o a Christopher (Regreso al Futuro) Lloyd dándole vida a ese juez malicioso que quiere aplicar “justicia”.
También hay que destacar que los personajes animados son de varios estudios distintos (Disney, Paramount/Max Fleischer, Warner, MGM, Walter Lantz) lo cual deja bien en claro que esta cinta es una especie de homenaje a la animación más allá de las productoras.
Fue un éxito de taquilla en su época de estreno, un filme impactante por su aspecto visual-sonoro y por su inspiración. Quizás no llegó a mayores porque la película queda indefinida en su carácter de propuesta para adultos (recordemos sólo la sensual Jessica Rabbit o algunos chistes subidos de tono) o familiar. A mí me queda una ambigua sensación sobre el target de esta interesante producción convertida hoy día en un clásico que no se puede obviar si hablamos de acción real mezclada con animación.
1988: 3 Oscar: mejor montaje, efectos visuales, efectos de sonido