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En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 209. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 22-mayo-2000. Invitados: Juan Miguel Lamet, Clara Sánchez Muñoz y Miguel Marías.
Premios
1940: 2 Oscars: Mejor película, fotografía. 11 nominaciones
Todos los amantes del mago Hitchcock tenemos una cita periódica en Manderley.
Una cita para revisitar el único film del maestro al que le fue concedido un oscar a lo largo de toda su carrera.
Una cita para dejarse envolver por los múltiples misterios ocultos entre los muros de la mansión de Manderley, siempre atentos a no profanar el ala este de la mansión, el templo donde mora la memoria de Rebecca, vigilada celosamente por su férrea sacerdotisa, la Sra. Dambers.
Una cita para acompañar en su terrible odisea a la única heroína (que yo conozca) del cine y de la literatura carente de nombre propio, para aumentar, si cabe aún más, el sentimiento de despersonalización, empequeñecimiento y anulación a que es sometida, magnificado porque el nombre que da título a la obra, Rebecca, cuya arrebatadora personalidad está presente en todos los rincones de la mansión, es el nombre de una mujer muerta.
Una cita para revivir la tortura interior de Maximillian de Winter, el poseedor de un angustioso secreto, quien, bajo una óptica contemporánea, tomaría el papel de inconsciente torturador, por sus brotes de ira y por el abandono a que somete a su joven esposa.
Una cita para aterrorizarnos con la perversión de la patología lésbico-necrófila de la Sra. Dambers, magistralmente interpretada por la actriz Judith Anderson, en un papel que la encasillaría durante toda su carrera.
Una cita para admirar otra magistral interpretación de George Sanders en el papel del cínico, chantajista y amoral Jack Favel, el primo de Rebecca.
En definitiva, una cita para revisitar una de las obras maestras de Hitchcock, una mezcla de historia de intriga, cuento gótico de fantasmas y melodrama romántico, que, como todas las obras maestras, aumenta su capacidad de fascinación con el paso del tiempo
La inminencia de esa cita siempre causa un renovado placer al cinéfilo, porque para todo cinéfilo, siempre es un placer... volver a Manderley.
Ni en la novela ni en la película se dice en ningún momento el nombre de la joven esposa de Maxim de Winter, el papel de Joan Fontaine, lo que realza aún más la influencia que la fallecida Rebeca ejerce en la mansión.
Fue la primera película que Alfred Hitchcock rodó en Estados Unidos.
Debido al éxito que tuvo la película en España, se dio el nombre de rebeca al tipo de chaqueta que luce la protagonista a lo largo de toda la película, aunque ella no fuera Rebeca.