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En 1917, el cine ruso ya no puede ignorar los acontecimientos que sacuden el país. Y los estudios comienzan a producir rápidamente películas que relatan los levantamientos revolucionarios. Bauer no es una excepción y esta película fue escrita y producida en apariencia muy rápidamente para llegar en las pantallas lo más pronto posible. El guión que es obra del actor principal Ivan Perestiani es bastante esquemático. Sin embargo, Bauer logra dar empatía y calidez a sus personajes. Contrariamente a la que se podría pensar, la película no es en absoluto anti-revolucionaria. Más bien, transmite una verdadera simpatía por ella. El cine ruso vivía sus últimas horas antes del profundo cambio que le iba a afectar. Un gran número de actores, técnicos y directores huirían a Yalta y, a continuación, a Francia. Por otra parte, el joven revolucionario de la película, Vladimir Strizhenskii, pronto formaría parte de ese éxodo. Le volveremos a encontrar en Francia en las producciones de Albatros tales como La maison du mystère (1922, A. Volkoff). ¡Los críticos contemporáneos se quejaban que la 'Siberia' del film se parecía demasiado a un parque de Moscú! Observamos que el público de la época ya estaba informado. La película termina con una llamada al patriotismo para que Rusia no pierda la guerra. Un celuloide menos interesante, pero que tiene un interés documental cierto.