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Premios
1998: 5 Oscars: Director, fotografía, montaje, sonido, efectos sonoros. 11 nom.
1998: 2 Globos de Oro: Mejor película: Drama, director. 5 nominaciones
1998: 2 premios BAFTA: Mejores efectos visuales y sonido. 10 nom.
1998: Nominada al Cesar: Mejor película extranjera
1998: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor película
1998: 3 Critics' Choice Awards: Mejor película, director y banda sonora
1998: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor película
Desde el momento en que vuelan las primeras balas, toda una generación de cinéfilos fuimos abatidos ante la pérdida de la inocencia del género bélico. La escena al inicio en la que se abren las compuertas de la lancha y las primeras filas de soldados caen traspasadas por las ráfagas de metralletas alemanas supone un pequeño punto y aparte en el séptimo arte. Sin darnos cuenta estábamos asistiendo a dos desembarcos: al de las tropas aliadas en las playas de Normandía... y al desembarco de la hiperrealidad en las escenas de acción en el cine. La principal novedad eran esos sonidos secos. Los disparos atravesando marines como mantequilla no sonaban como silbidos agudos, sino como graves y secos estallidos: los del plomo entrando en la carne, destrozando cuerpos y vidas. Y esa minúscula diferencia magnificaba el asombro hasta convencerte de no estabas en una película bélica más, sino ante un espectáculo inédito, nunca visto. Nada en el cine de guerra volverá a ser lo mismo. Y nada en el cine de acción tendría credibilidad si no se copiaba este formato hiperrealista, que salpicaba autenticidad. Nunca estuvimos tan cerca de contemplar qué es la guerra, cómo de sucia y aterradora, ni qué angustiosa puede ser la muerte en combate -brutal la escena de la pelea a cuchillo-. Poco más que decir sobre esta descomunal obra maestra, una batería de escenas deslumbrantes que marcan a fuego el legado de Spielberg... por enésima vez. De nuevo el maestro entrega otra obra colosal, innovadora y al tiempo enormemente entretenida. Ni siquiera su final sentimentaloide y patriótico consigue estropearla. Finalmente resaltar el hecho de que el Oscar a la mejor película a la modesta "Shakespeare In Love" aquel año, por no volver a premiar al ganador de "La lista de Schindler" (1993), sólo es equiparable a cuando, en 1979, "Kramer contra Kramer" se impuso a "Apocalypse Now"; ambos forman parte de los errores imperdonables de la Academia de Hollywood, en este caso levemente compensado con varios de los Oscars técnicos más incontestables de todos los tiempos: la fotografía, el montaje, el sonido, los citados efectos sonoros y por supuesto la dirección hicieron de la primera media hora de "Saving Private Ryan" quizá el comienzo más impactante de la historia del cine.