Comentarios
Say Ah-h: es ante un cortometraje de este tipo que podemos entender mejor la fascinación que Bowers ejercía sobre André Breton (que clasificó a Bricolo entre sus 10 películas favoritas de los años 30 junto a La Edad de Oro de Buñuel...) : ¿quién más que Bowers podía permitirse en aquella época poner en escena un avestruz vestido con pantalones y comiendo un brasero? De una rara poesía, este corto truncado (además de una copia bastante dañada, faltan algunos elementos) es un perfecto resumen del arte de la animación de Bowers y de su integración en planos reales. Algunos de los gags, sobre todo el del cocinero negro con ojos en forma de platillo, anticipan en 60 años los trucos de Tim Burton en Beetlejuice o La gran aventura de Pee Wee (el gag del camionero con ojos desorbitados).