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Aunque la historia no deja de ser el típico melodrama sobre un triángulo amoroso y una joven llevada a la perdición por un seductor, lo que hace de Erotikon una película tan remarcable es su poderío visual. Donde eso queda más patente es en la escena inicial de la seducción, que está filmada con un gran erotismo. Y todo ello sin mostrar nada explícito, pero la forma como Machatý traslada en imágenes el tórrido encuentro sexual lo dice todo. La planificación de la escena, combinando primeros planos muy cerrados de los personajes, hace que sea un momento especialmente intenso y con clara belleza visual, con detalles como el plano de las gotas de lluvia deslizándose por la ventana. Es, en cierto modo, el ejemplo más claro de la fuerza que por entonces había adquirido el cine.
También es digna de reseñar la forma en que la película habla de un tema aún tabú por entonces, como es el deseo sexual femenino, que si bien siempre ha existido en el cine, aquí se hace explícito de una forma mucho más directa y, lo que es más importante, sin condenarlo ni juzgar a su protagonista. Más que un film moralizante, Erotikon es una obra sobre la fuerza de la pasión y los impulsos sexuales, del irracional amor que sigue sintiendo Andrea hacia George aun después de que éste la haya abandonado, y de como éste, tiempo después, acaba enamorándose sinceramente de la mujer que había abandonado.