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En 1931, Hiroshi Shimizu había dirigido más de cincuenta películas, pero dado que la mayoría de ellas no han sobrevivido, uno debe considerar que "Nanatsu no umi", en dos partes, es un "trabajo temprano" del realizador. Por otra parte, en el sistema de estudio japonés de aquel entonces, a menudo a los directores les llevaba años encontrar su estilo propio personal para la realización de películas, algo que también les ocurrió a Naruse y a Mizoguchi.
Las mejores obras de Shimizu son poéticas. Forman parte de los dramas de la vida, donde la trama es irrelevante y en cambio la capacidad del director para capturar el momento y retratar emociones profundas se convierten en los elementos clave del realismo social. A menudo Shimizu deja que grandes porciones de la narrativa se desarrollen en la mente de los espectadores, como en "Arigato-san" (1936). "Nanatsu no umi" encuentra al director lejos de su zona de confort, perdido en el mar, si se quiere. Ésta es la adaptación de una novela de Hasegawa Kaitaro, que fue convertida en guión por el famoso acompañante de Ozu, Noda Kogo.
La narración es sobre una joven llamada Yumie (Kawasaki Hiroko), que está comprometida con un hombre rico (Egawa Ureo), pero se mete en problemas cuando el hermano de ese hombre (Oka Joji) también se obsesiona con ella. Ocurren muchas cosas escandalosas, desde la violación hasta la locura, todas llamativas y atípicas para el generalmente minimalista Shimizu. Se nota que el director no parecía estar muy interesado en la película que hacía (aunque otros dirán que ésta fue su obra maestra del silente, cuestión de opiniones).
La película de más dos horas y en dos partes no es, ciertamente, lenta. El Japón visible en la película está muy americanizado, como fue el caso del melodrama también en dos partes de Naruse "Kafuku zempen" (1937). Particularmente, a mí la historia no me enganchó, porque el trabajo del personaje es balbuceante y la película tiene el aspecto de una producción rápida y sin sentido. La cinematografía y la escritura no están ni de cerca al nivel de las películas posteriores de Shimizu, a las que ésta realmente no se parece en absoluto. Cualquier director de Shochiku podría haberla dirigido, si a ello vamos.