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Portentoso film de intriga bien conformada, desasosegante e intranquilizante que desde un primer momento ya muestra sus principales bazas, dejando la presentación de personajes en un espacio reducido pero conciso y dando lugar a unos primeros minutos verdaderamente trepidantes, donde los diálogos y situaciones no dan tregua al espectador en ningún instante, haciendo de su brillante trama la mejor arma que podemos hallar en dicha propuesta.
Y esque, de un trabajo que podría parecer poco más que simple, se saca un jugo impresionante, teniendo como base un guión firme y aprovechado al máximo, colmando todas las aspiraciones que pudiese contener, haciendo de la película algo más que una mera intriga barata y aportando verdaderas bazas para conseguir mantener enganchado al respetable durante todo el transcurso y para que el desarrollo pueda resultar tan factible como sorprendente.
Todo lo demás, corre a cargo de Audrey Hepburn, que realiza una de las mejores interpretaciones que servidor haya podido ver por parte de una actriz en pantalla, matizando su personaje notablemente y logrando que el público llegue a estar pendiente de cualquier cosa que pueda sucederle a la protagonista.
Pero ello, sin olvidar la loable dirección de Terence Young, que juega todas sus cartas a la perfección, aprovechando al máximo un espacio que perfectamente podría pasar como teatral, y jugando con elementos como la oscuridad o la inquietud haciendo que su filón resulte absolutamente convincente. La banda sonora que añade, también es magnífica, explota las cualidades de una cinta ideada con meticulosidad y se mezcla a la perfección con las imagenes en pantalla. Sin dejar de lado el logradísimo trabajo realizado con la fotografía, que no entorpece el ritmo ni de las secuencias más complicadas, mediando como gran vehículo para que en ningún momento pueda llegar a declinar el resultado final.
Tampoco hay que olvidar la labor de unos secundarios acertadísimos, haciendo que sus papeles no sean meros esbozos y consiguiendo con magnificencia que hasta el espectador pueda llegar a creer lo que está sucediendo en pantalla.
Para todos aquellos que gusten de intrigas palpitantes y desquiciantes, aquí tienen una obra de lo más completa, a la que pocos elementos le faltan para terminar de cuajar a la perfección, pero que juega soberbiamente con un entramado notable y desgranado en forma de situaciones con sencillez, pero complejamente al mismo tiempo.
Quizá esta es la cinta que le tendrían que haber pasado al bueno de Fincher antes de rodar La habitación del pánico, sólo puede que de ese modo hubiese arreglado mínimamente el intento de guión que le sirvió el normalmente eficaz David Koepp. De todos modos, no nos engañemos, la sobrevalorada Foster no es, para nada, esta maravillosa Hepburn, ni se le acerca..