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Fue una de las primeras películas en tener sonido y un par de escenas habladas. Fue lanzado en versiones mudas y monoaurales. Algunas escenas de las copias originales existentes de la película están coloreadas con esténciles.
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Si tan solo esta notable película no hubiera tenido la desgracia de ser lanzada justo cuando el entusiasmo por el sonido estaba arrasando con todo, probablemente habría sido más apreciada en ese momento y recordada hoy como uno de los clásicos de todos los tiempos. Como expresión del aislamiento de la vida de la ciudad, construye una atmósfera de desesperación, a pesar de su romance con final feliz. La escena en la que el chico busca frenéticamente a la chica por todo el Coney Island abarrotado, azotado de un lado a otro por la multitud indiferente, rechazado por los rostros indiferentes de los trabajadores del parque de atracciones, tiene pocos equivalentes para la angustia. También es inolvidable el montaje que corta de uno a otro de los amantes (que aún no se conocen) mientras están en el trabajo, uno en una fábrica, el otro en una centralita telefónica; los movimientos de las manos y las máquinas aumentan a un ritmo frenético y abrumador.
Desafortunadamente, antes de que la película fuera lanzada, fue tristemente destrozada por la inserción de varias secuencias de sonido, que detienen la continuidad en seco con su estasis absoluta, y presentan diálogos tan estruendosamente estúpidos que tienes que sospechar que fueron escritos por el técnico de sonido. No obstante, "Lonesome" sigue siendo uno de los ejemplos más sofisticados del cine mudo, una forma de arte que fue asesinada por el sonido casi tan pronto como alcanzó la madurez.
