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Película "gemela" de "Her night of romance", con el mismo director, el buen artesano Sidney Franklin y la misma pareja protagonista, Constance Talmadge y Ronald Colman. Comedia de salón sobre dos hermanas gemelas, una bailarina de renombre y una sufrida esposa quejosa de que su marido no le haga caso y se vaya de picos pardos más de una noche, acompañado de su amigote del alma (excelente George K. Arthur).
Constance nos vuelve a mostrar su amplia galería de recursos cómicos y aquí por partida doble, ya que debe interpretar dos papeles completamente distintos. En un momento dado piensa vengarse de los amoríos de su marido hasta el punto que éste deba volver a ella sumiso y de rodillas. ¿Lo conseguirá? Es muy probable que sí, porque una Constance sola ya es terrible, pero multiplicada por dos es imbatible.
Se suceden los equívocos debido a los cambios de identidades y la cámara no tiene más trabajo que seguir las andanzas del efectivo cuarteto protagonista con la agilidad bien demostrada por Franklin en películas anteriores, entre las que cabría destacar algunos de los vehículos de Mary Pickford o Lon Chaney y, ya en el sonoro, "Smilin' through", "The Good Earth", "Goodbye Mr. Chips", etcétera.
Es un placer ver a Constance rebosante de picardía y a Colman corriendo tras ella por la escalinata de la mansión, como un perrito faldero. Con mucha clase, por supuesto, pero perrito. Título que no defraudará y que nada tiene que envidiar a los mejores productos de Fitzmaurice, por ejemplo.