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Sueños cotidianos


General

Titulo original: Yogoto no yume
Nacionalidad: Japón
Año de producción: 1933
Género: Drama

Otras personas

Director: Mikio Naruse
Escritor: Tadao Ikeda; Mikio Naruse
Productor/Estudio: Shochiku Kamata
Compositor: Masao Koga
Fotografia: Suketaro Inokai

Funcionalidades

Duración: 64
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Buena
Peso: 850 Mb

Reparto

  • Jun Arai
  • Chouko Iida
  • Teruko Kojima
  • Sumiko Kurishima
  • Kenji Oyama
  • Tatsuo Saito
  • Takeshi Sakamoto
  • Ranko Sawa
  • Mitsuko Yoshikawa

Sinopsis

La joven Omitsu se ha quedado sola con su hijo Ayabou tras verse abandonada por su esposo, Mizuhara. Cumplido su turno de camarera, regresa a casa para descubrir que su marido ha regresado. Mizuhara promete hacer borrón y cuenta nueva, así como encontrar un empleo que permita a Omitsu dejar de trabajar.

Comentarios

Para mí, la obra maestra de Naruse en su época silente. Disección perfecta de una pareja en crisis, ella es animosa y está dispuesta a ceder lo que sea necesario para que su hijo pueda culminar una carrera; él es un hombre inútil, en toda la acepción de la palabra. Nunca será capaz ni siquiera de luchar por obtener un trabajo; cuando debe proteger a su mujer del ataque de un cliente rico que quiere poseerla, recibirá un empujón que reúne todas sus limitaciones físicas y espirituales que configuran su condición de perdedor.

La pareja finge aspirar a ser feliz desde el regreso del marido, pero no hacen más que engañarse a sí mismos (sabiendo, además, que se están engañando), con una falsa esperanza de prosperidad. Se vislumbra el final desde la primera aparición del marido, con un físico que, como dice Ramón Alfonso en Patio de Butacas, podría ser muy bien un sosias de John Carradine. La cámara se centra, o más bien se recrea en los rostros de los intérpretes, alcanzando el primer plano con los zooms característicos de Naruse, explorando cada atisbo de sentimiento, cada hálito de personalidad.

Impresionante el trabajo de Sumiko Kurishima, la esposa, triste, alegre, esperanzada, desengañada, lúcida en cualquier caso. Y el del marido ya descrito, Tatsuo Saito, uno de los actores que mejor hemos visto aguantar un primer plano y transmitir sus demonios internos. La escenografía no podría estar mejor cuidada, con esas escenas exteriores del padre jugando a béisbol con un grupo de muchachos, modélicas en todos los sentidos.

El drama penúltimo de la cinta, que conduce al posterior destino del padre, es estremecedor. La madre, abrazada al hijo herido, le suplica: "Sé fuerte, hijito" (algo que nunca pudo ser el padre). Una conclusión inmejorable para una película terrible, pero bellísima a la vez.