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Sus primeros pantalones


General

Titulo original: Long Pants
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1927
Género: Comedia

Otras personas

Director: Frank Capra
Escritor: Robert Eddy; Tay Garnett; Arthur Ripley
Productor/Estudio: Harry Langdon Corporation
Compositor:
Fotografia: Elgin Lessley; Glenn Kershner

Funcionalidades

Duración: 60
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: DivX
Tipo archivo: AVI
Calidad imagen: Buena-Regular
Peso: 700 Mb

Reparto

  • Harry Langdon
  • Gladys Brockwell
  • Alan Roscoe
  • Priscilla Bonner
  • Alma Bennett
  • Betty Francisco
  • Frankie Darro

Sinopsis

Un joven provinciano se traslada a la gran ciudad, donde vivirá innumerables peripecias, debido a su desconocimiento e inadaptación al mundo urbano.

Comentarios

En el cine abundan los casos de directores-actrices/actores, cuyos trabajos repetidos y conjuntos quedaron fijados en la historia del séptimo arte como un hito que sobrepasó el instante de la simple anécdota. Como ejemplo, se nos ocurre la unión entre Josef von Sternberg y Marlene Dietrich, para que el lector se haga una idea de a qué nos referimos.

Cuando Frank Capra y Harry Langdon coincidieron, el primero tenía veintidós años y el segundo treinta y uno. Capra se iniciaba en el mundo del cine como guionista y Langdon llevaba a sus espaldas un periplo de actuaciones más o menos mediocres, siempre a la sombra de los tres "grandes" del espectro cómico hollywoodiense (Keaton, Chaplin y Lloyd). No queremos decir con ello que Capra "descubriese" a Langdon (éste tenía una bis cómica propia bien cimentada), pero, sea como fuese, sucedió que al conjugarse los dos talentos, Langdon empezó a subir en su escalafón (llegó a ganar 7.500 dólares a la semana) y, por su parte, Capra se fue abriendo paso en su andadura profesional hasta empezar, a finales del silente, a dirigir sus primeros largometrajes.

¿Casualidad? ¿Serendipia? La realidad está ahí y ya es historia. Y si alguien de talante pesimista busca un final no feliz para esta relato, tampoco se verá insatisfecho en este sentido. Capra se consagró como uno de los directores más reconocidos del cine (cada año, las televisiones nos atormentan con su "¡Qué bello es vivir!", Navidad tras Navidad) y Langdon, pasados los fastos de su colaboración con Capra, fue languideciendo a principios del sonoro hasta fallecer en 1944 por una hemorragia cerebral. Capra le sobreviviría cuarenta y siete años, que no son pocos.
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Es discutible si Frank Capra hubiese podido alargar la carrera de Harry Langdon mucho más allá de este extraño experimento si no se llegan a separar amargamente. Pensamos que hay cerca de treinta minutos de material estirado hasta el doble de esa longitud en esta cinta y parece que todo el equipo hubiese querido inyectar un pequeño valor de "intriga" para animar las cosas. En 1926 pudo haber funcionado, pero hoy no hay nada impactante en esa escena en la que Harry intenta, sin éxito, asesinar a su futura novia y nos queda sólo algo... espeluznante. Apenas nos hace dar cuenta del personaje de terror que hubiese sido el hombre-niño con cara de torta de harina si hubiera elegido un género diferente...

La historia es tan tonta como parece, pero no hay nada de malo en eso: la mayoría de las comedias del silente tenían tramas bastante absurdas. Ésta muestra una conciencia del aspecto vagamente inquietante del personaje de Harry en esa subtrama de asesinatos. Pero lo que le falta son risas a todo meter, sin freno. Combinemos esto con una tendencia mortal a estirar las escenas repitiendo los mismos movimientos una y otra vez, particularmente en esa toma del intento de asesinato y cuando Harry intenta varios trucos para atraer lo que él cree que es un policía (pero que en realidad es un muñeco de ventrílocuo): te ríes, pero, ¿no es ésa una risa forzada?

Langdon tenía algunos trucos geniales y al principio su timidez vacilante e infantil es entrañable. Sin embargo (no siempre), este atractivo se debilita y el material queda expuesto por insistir en un gag espléndido durante 2-3 segundos, pero repetitivo entre 30-40 segundos.