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Rarísima ocasión de acceder a esta poco conocida película de Gustav Machatý. El tema incide en el mundo de los pícaros, como se habrá deducido leyendo la sinopsis, gente ociosa que no tiene auténticas raíces de maldad en sus acciones. Además, por su misma condición (personas jubiladas), incluso caen simpáticas al espectador.
Alrededor de esta anécdota central se mueven otros personajes que enriquecen el argumento, como esa joven mantenida por un ridículo noble venido a menos, un modesto chófer que cae enamorado de la citada señorita, la chirigota dedicada a la inoperancia del organismo policial (algo que siempre alegra al espectador medio) y el retrato humorístico que se hace de los operarios de la perrera municipal. Los actores cumplen con su papel y uno, puestos a imaginar, supone lo que hubiese sido este mismo guión filmado en España y con, pongamos por caso, un Pepe Isbert en el cometido central.
En resumen, espectáculo menor, si se quiere, pero con un toque costumbrista bien llevado y que despierta la sonrisa no pocas veces. Y Machatý, que ya empezaba a mostrar sus artes como realizador.