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Un nuevo serial, surgido de la pluma de Arnould Galopin, que consta de diez episodios, cerca de cinco horas cuarenta minutos de duración y que dirigió el francés Gaston Ravel. Tiene muchas de las virtudes de los seriales de esa época y también varios de sus defectos, como la poca claridad al presentar algunos hechos del relato, pero que en general se sigue con bastante facilidad y no se nos hace pesado en ningún momento.
El "Tao" de la historia, ese pérfido mestizo que deambula por todo el metraje más como un drogata elevado a la categoría de zombie que como el auténtico villano que se supone que es, nunca logra aterrorizar al espectador, por más que Ravel lo enfoque dirigiéndose hacia la cámara con sus manos en forma de garfio hasta quedar casi desenfocado por el primer plano. Mary Harald es una sensible Soun, con toques de atractiva androginia, que incluso se permite un casto desnudo en su primera aparición, bañándose en la ribera del Mekong. Y Gaston Norès es Chauvry, el héroe del guión, que no tiene un punto medio en su deambular: o se nos ofrece como un coloso capaz de liquidar a docena y media de "malos" sólo con ayuda de sus manos desnudas, o se deja engañar como un chino durante centenares de minutos.
Producción entretenida y con un argumento que va de menos a más en el aspecto del puro interés. También anotamos la presencia de André Deed (también conocido como Cretinetti o Boireau) a quien se trata de igualar al Biscot de Feuillade como ilustre secundario. Obvio es decirlo, pero Georges Biscot sólo hubo uno. En suma, si tenéis seis horas disponibles, este serial no se os hará demasiado pesado e, incluso, habrá momentos en que os interese vivamente.
Eddie Constanti