Comentarios
"Mi Tarakanova, con sus personajes silenciosos, ya no podía sorprender ni satisfacer completamente a las masas... ¿Por qué, a pesar de esta deficiencia técnica, siempre mantuve una especie de ternura hacia esta película? Probablemente por muchas y confusas razones... Y si esta realización no requiere ni más ni menos esfuerzo que otras, ¿no le he dado un poco más de corazón? Edith Jehanne que, en LE JOUER D'ECHECS, había sido la abrumadora joven polaca, la musa de los partisanos, era nuestra Tarakanova. Extraordinaria en poesía y emoción, se mostró sin duda a la altura de las más grandes actrices de cine de la época, y sin embargo, esta fue su última aparición. Le asustó el sonoro, pensó que no tenía la formación para abordarlo. Y su salud estaba empeorando. Nunca más la volví a ver y pronto dejó este mundo."
(Raymond Bernard)
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Las intrigas de la Rusia imperial proporcionaron una fuente fértil de melodrama para los cineastas durante la década de 1920, y a primera vista esta lujosa producción francesa parecería presentar una variación familiar de una fórmula romántica infalible. La historia, exagerada pero agradable, presenta a un apuesto joven general que se enamora de una hermosa gitana que está siendo preparada en secreto para asumir el trono en lugar de una princesa a la que se parece, pero se niega a abandonar el santo anonimato de su escondite en el convento y así sucesivamente. Por desgracia, la película se filmó bastante después de los citados años 20 y la incómoda "sonorización"(la música sincronizada y la banda sonora agregada durante la locura post-"Jazz Singer" y con la tecnología "talkie") sólo hace que parezca aún más rígida y estática cuando hoy la vemos. (Crítica extraída de IMDb.)
Podemos estar más o menos de acuerdo en esos aspectos negativos que remarca el texto anterior. De todas formas, las imágenes puestas en escena tienen a menudo ese encanto peculiar que imprimía Raymond Bernard a sus producciones (no nos olvidemos que fue el artífice de la magnífica "El milagro de los lobos", ya presentada en este foro). Otro dato para el recuerdo es la presencia en el guión de Ladislao Vajda, aún muy lejos de su "Marcelino, pan y vino".
Eddie Constanti
