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En otro archivo Que Grande es el Cine, de José Luis Garci. Programa 246. Presentación y coloquio.
Fecha de emisión: 19-febrero-2001. Invitados: Antonio Giménez-Rico, A. Martínez Sarrión y Oti Rguez. Marchante.
Premios
1976: Oscar: nominada mejor Película, Actor (De Niro), Secundaria (Foster) y Música
1976: Festival de Cannes: Palma de Oro - mejor película
1976: Globo de Oro: nominada a Actor en drama (De Niro) y Guión
1976: Premios BAFTA: Mejor actriz sec. (Foster), Revelación (Foster) y Música. 7 nominaciones
1976: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor actor (De Niro)
1976: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
La manera que tiene Scorsese de deslizar la cámara por el taxi y por las vaporosas calles de New York mientras oímos la genial banda sonora de Herrmann me parece un prodigio, consiguiendo un clima de sudor, bochorno, olor a whisky derramado y meadas. Scorsese mueve la cámara para casi todo, juega con ella como siempre y alarga las secuencias buscando generar agobio y opresión. La presentación del taxi (secuencia de trámite para cualquier otro director) se convierte en un festín en manos del manierista Martin. Visualmente nos encontramos ante la imaginativa y frenética realización de Scorsese y ante una maravillosa y densa fotografía. Ambas conforman un auténtico descenso a los infiernos nocturnos de luces de neón, faros de coches, humo de alcantarillas y colores chillones en las ropas de las prostitutas.
Guión magnífico también de otro grande de lo suyo, Schrader, que por lo visto era de una gran concisión, planificando hasta el último detalle de las escenas. El recurso de la voz en off, tantas veces denostado, aparece aquí como elemento no sólo acertado, sino imprescindible.
En la cinta asistimos a la incapacidad para integrarse del atormentado protagonista y a sus perjuicios, circunstancias que le abocan a una vida estancada tras la guerra del Vietnam. Todo ello va alterando psicológicamente a Travis (de la desasosegante interpretación de de Niro ni hablo. Los actores, todos, parecen más que nunca personajes reales). Un hombre marcado por una vida tediosa, por la sociedad en la que le ha tocado vivir, una sociedad que le rechaza pero con la que comparte prejuicios y que tratará de “limpiar” pese a todo. Poco a poco la ira hará acto de presencia en él. El personaje acabará en un callejón sin salida (seria incapacidad para relacionarse, intento fallido de redimir a J. Foster...) y pasará de una actitud contemplativa (con una sonrisilla de inocente panoli impagable) a un gesto permanentemente nervioso para desembocar en la catarsis final (que personalmente me sobra, no por el carácter redentor de la violencia que de ahí pueda derivarse, las cuestiones morales que puedan derivarse de un relato suelen darme igual si está bien contado, lo que pasa es que creo que es demasiado obvio, Travis rapado y su semi-intento frustrado de atentado es una sugerencia más que sutil del punto al que ese hombre ha llegado). También es cierto que sin la explosión de violencia no podría darse el final de la película del que también pueden sacarse reveladoras conclusiones.
Pero no sigo, es una obra que está más allá de cualquier análisis. Conviene sentarse y dejarse llevar por ese trío de pirados que son de Niro, Scorsese y Schrader.