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Es una buena película, dirigida por Frank Lloyd y escrita por Julia Crawford. Comienza con mucha intriga, tal como indica el título. Luego llega hasta momentos de fuerte suspense y cierra su trama con un final inimaginable o, al menos, muy lejos de lo que habíamos previsto. Para explicarlo en palabras, podríamos decir que vamos de la tierra a la luna y luego descubrimos que estamos en el cuarto de baño de casa. Una gran intriga. Y hay que recordar que estamos ante una película del primer decenio del siglo veinte.
Cecil van Auker inventa una pistola de rayos X que puede matar desde una gran distancia. El gobierno la rechaza, aunque el inventor tenía un contrato. Entonces van Auker busca gobiernos extranjeros para comprar el arma y encuentra uno. Recuérdese que esta película se filmó durante la Primera Guerra Mundial. ¿Los enemigos de Estados Unidos comprarían el invento? ¿O lo haría un gobierno cuya política no estuviese de acuerdo con la estadounidense? Mientras, la condesa parece involucrarse a favor de su gobierno; ¿o es a favor del mundo, en general?
El final podría haber sido mejor, qué duda cabe. Pero es bueno que veamos cómo las mujeres estuvieron involucradas en la historia de Hollywood y poder comprobarlo. Julia Crawford Ivers formó parte de esa historia y aquí tenemos una buena muestra de ello.