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Llevada al cine repetidas veces (la última en una versión francesa de 2013), este relato de intriga, escrito por el periodista Gaston Leroux en 1907, lo puso en imágenes Émile Chautard en un corto de 1913 y, posteriormente, en este largometraje producido en Estados Unidos, donde se añade algo más de material a la trama.
La historia es de las llamadas de "misterio de cuarto cerrado", donde se produce un atentado pero no se puede entrar ni salir. Otros autores, como Poe ("Los crímenes de la calle Morgue"), también utilizaron este recurso con éxito. Para resolver este enigma, Leroux utiliza al periodista Rouletabille como protagonista, quien también encabezaba otro de los relatos del francés. La solución al interrogante que se nos presenta y la historia previa que subyace a estos hechos no la descubrirá el espectador hasta el juicio de las últimas escenas y no seremos nosotros quienes os la contemos.
Los personajes están bien trazados y el guión añade pistas falsas para despistar a la platea casi en cada secuencia. El ritmo es ágil y la factura está bien realizada, con momentos de gran tensión, en especial en las escenas nocturnas, donde los equívocos se suceden. Y si os parece que la resolución puede estar algo pillada por los dedos, tampoco nos debe preocupar demasiado: ahí tenéis a la señora Agatha Christie, quien tras trescientas páginas de lectura, donde cada personaje parece más asesino que el anterior, nos informa de que "el malo es mister Perkins porque después de cenar se cambió la corbata". Y se queda tan ancha.
Por último, añadir que el ayudante de dirección fue nada menos que el mismísimo Josef von Sternberg.
Eddie Constanti