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Debut del afamado director de cine polado Andrzeja Wajdy. Lo que nos cuenta en 10 minutos es la tradición cerámica en la localidad de Ilza, en la región de Masovian, en Polonia.
El hecho de recalcar tanto en el cortometraje la palabra 'Tradición cerámica', creo que viene a ser una metáfora, una llamada de atención al hecho diferenciador de Polonia en un momento crucial. Valiéndose de la cerámica, Wajda reclama para sí una historia, una cultura y una tradición propias frente a lo nuevo e invasor. Los jóvenes, las nuevas generaciones, han de ser los encargados de que esta continúe.
Los maestros cerámicos comienzan su andadura en un taller destartalado, con apenas ayudantes y de manera artesanal, elaboran las piezas de cerámica que la localidad demanda.
Poco a poco, su fama, su buen hacer y la suerte llevan a este pequeño grupo de hombres a expandirse, a trabajar para la construcción de edificios, casas públicas. Son reconocidos más allá de sus fronteras. Crean escuela, jóvenes desocupados deciden labrarse un futuro ingresando en sus filas, para continuar una tradición milenaria.