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“Estaré en esa colina porque no puedo parar
estaré en esa colina con todo lo que tengo
estaré a tiempo y pagaré el precio
por las cosas que sólo pueden encontrarse
en la oscuridad a las afueras de la ciudad”
Con estas palabras se cierra el disco Darkness On The Edge Of Town, y tras ver The Promise, the Making of Darkness On The Edge Of Town, suponen una reafirmación de su carácter autobiográfico. Un músico que siente dentro de sí una obra grande, enorme, y que quiere convertirla en un disco junto a su banda. Esa música absorbe toda la energía vital de este hombre, que escucha cada nota que graba como si fuera una sentencia de muerte. Y el disco sigue sonando en su mente, pero no se plasma, y aparecen la frustración y las complicaciones que no logran resolver, en buena parte, por su falta de experiencia técnica en un estudio de grabación. Por tanto el disco tiene que salir adelante, ¿cómo? trabajando horas y horas, probando docenas de canciones, ensayando multitud de versiones de esas canciones, y finalmente dando con la gente adecuada que apoye al equipo que había grabado en 1975 Born To Run.
Bruce Springsteen nos muestra un relato crudo, distinto a lo que pudimos ver en el documental Wings For Wheels. Darkness On The Edge Of Town no es la continuación de Born To Run. Ese Springsteen soñador y evocador de 1975, baja a las calles de su pueblo, y mira a los ojos de la gente con la que ha convivido, mira a los ojos del país en el que vive y habla de desilusiones, pero también de esperanza, mucha esperanza, la necesaria para continuar vivo.
El documental resulta revelador en momentos: muestra la relación de amistad con Mike Appel a pesar de la disputa legal, nos explica que trabajaron durante tres meses en el tema The Promise para finalmente no publicarla, y nos presenta a un Springsteen que puede escribir hits sin pestañear, pero los entrega a otros músicos como Southside Johnny, Patti Smith o Robert Gordon, y él continúa con su labor de crear su álbum, en el que él cree con todas sus fuerzas y que no acaba de llegar.
El documental resulta claustrofóbico en ocasiones con un Springsteen abrumador e introvertido, y una banda que acepta continuar con el reto de sacar adelante la obra de su jefe. Todas estas imágenes que vemos se mezclan con comentarios de los participantes en aquellas sesiones que dan perspectiva al conjunto, y algunas actuaciones en directo impresionantes, como ese It’s My Life que acompaña al relato del juicio. Como reproche, cabe decir que no tiene mucho sentido nuevamente la inclusión de Patti Scialfa y, en menor medida, Nils Lofgren, hablando de este disco en el que no participaron, sin duda hubiera sido mucho más relevante ver a otros músicos cercanos, o gente que por un motivo u otro tuvo algo que ver en aquellos años.
Thom Zimny ha llevado a cabo por segunda vez, a partir de las filmaciones de Barry Rebo ,la labor de abrir al espectador la puerta del estudio de grabación donde se grabaron dos de los discos más relevantes de la historia del rock, y acierta si tenemos en cuenta el comentario de Jon Landau hablando de Darkness como café negro, y contenta e incluso emociona a los fans de Springsteen, pero no parece ser un plato fácil para el público en general, quizás Darkness On The Edge Of Town tampoco lo fuera. Pero quizás el mejor disco de Bruce Springsteen se llame Darkness On The Edge Of Town.
