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En el Hollywood dorado de los años veinte proliferaban los "clanes" familiares de artistas. El más conocido fue el de los Barrymore, que aún colea con la última llegada, Drew, ex niña de "E. T". Marcaban tendencia, tenían un gran poder en distintos estamentos y se les respetaba tanto como temía. Otro de los grandes clanes fue el de los Talmadge, tres hermanas que tuvieron distinta suerte en el campo de la interpretación. Norma era la mayor, la más emprendedora y, según cuentan, con alma de dictadora. Natalie, la mediana, se casó con Buster Keaton, a quien hizo la vida imposible hasta que a comienzos de los treinta se divorciaron y él fue despedido de la Metro, iniciando su calvario alcohólico y posteriores hospitalizaciones (Joseph M. Schenck, marido de Norma y jefazo de la Vitagraph y la citada Metro, tovo bastante que ver con la debacle de Keaton).
The Safety Curtain es un drama con aparente final feliz. "Aparente", porque faltan unos minutos del final y otros tantos del comienzo, aunque la trama no pierde ninguna coherencia. Norma es una bailarina de circo maltratada por su energúmeno marido. Aparece también el baboso galán dispuesto a cualquier vileza y el hombre redentor destinado a convertir en felicidad todas las amarguras vividas por la protagonista. El director es Sidney A. Franklyn, con quien Talmadge ya trabajó en distintas ocasiones, y la película está producida por la misma actriz, quien se montó su propio negocio. La sobria planificación, el ritmo adecuado y en especial la magnífica interpretación de Norma, nos ofrecen una horita de buen entretenimiento. Creo que vale la pena dedicarle ese tiempo, sinceramente.
Eddie Constanti