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Nasty Women
A finales del año pasado salía a la luz uno de los más grandes acontecimientos sucedidos dentro del cine silente: un cofre con cuatro discos conteniendo 99 (noventa y nueve, habéis leído bien) películas bajo el título genérico de "Nasty women". Como sabréis, el adjetivo inglés "nasty" equivale a "repugnante", "asqueroso", "desagradable", "sucio", "terrible", etcétera. Yo me propuse cambiar inmediatamente esos epítetos, en primer lugar porque no eran acordes al espíritu de las películas que se ofrecen en el cofre y, en segundo lugar, porque un adjetivo tan negativo no se corresponde con las muchas virtudes desplegadas por las féminas que aquí se muestran.
En los cuatro discos, que han surgido de un esfuerzo sin parangón, llevado a cabo entre casi una docena de filmotecas de todo el mundo y en riguroso Blu-Ray, encontramos cualquier tipo y prototipo de mujer reseñable: las molestas, las bondadosas, las cómicas, las que luchan contra el patriarcado, las que se deshacen de un marido pelmazo, las que se visten de hombre para librarse de apuros, las de tierno corazón pero mano dura, las vengativas, las ingeniosas, las audaces, las rompedoras de esquemas... Punto y aparte para las que se travisten de hombre: la lista es larga y llena de enjundia.
Aquí podríamos preguntarnos el por qué de tanta rebeldía femenina, de tanto desacato a las convenciones establecidas; no lo hagáis, siempre hay un motivo que les acredita a echar la casa por la ventana, como se suele decir. Y tal vez también podríamos preguntarnos si en un futuro aparecerá otro cofre "nasty" dedicado a los hombres, aunque, por el camino que llevamos, la cosa se hace impensable. Hay tantos nastys por estos mundos...
Así que sumergíos en la locura de estas damas. Sea como sea, disfrutad de esta ocasión, que puede ser única. Por cierto, todas llevan, en su contenedor, subítulos en español latino ("mucama" en vez de "criada"), pero menos da una piedra.
(Eddie Constanti)
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Margaret Talliaferro interpreta a la hija mimada del financiero Warren Cook, quien está pasando por algunas presiones financieras y tiene que vender la mitad de sus intereses en un sitio de tala en Canadá. Se lo vende al pretendiente de la señorita Talliaferro, interpretado por James Cruze. La copia de Cook del documento de venta se encuentra en la oficina del magistrado local en Canadá. Éste informa que perdió la copia en un incendio y que el propietario actual es Edwin Carewe, el hijo del socio de Cook, quien se niega a proporcionar su copia. Cook, después de cambiar las cosas, le ofrece a Cruze que le devuelva su dinero, pero Cruze le dice que va a llevar a Cook a la cárcel por fraude a menos que convenza a la señorita Talliaferro de que se case con él. Pues no, La señorita Cook se dirige al norte para tratar de convencer a Carewe de que haga lo correcto, pero Carewe es un misógino de cuidado. La señorita Talliaferro lo sigue y él piensa que, por su ropa pesada resistente al invierno, es un chico y es amable al respecto, pero cuando ella se niega a hacer su parte del trabajo, él la azota y descubre que es una mujer.
Hay algunos agujeros en la historia proporcionados principalmente por un narrador local poco confiable, Arthur Evers, y el ángulo de la conducta sexual inapropiada se maneja de manera errática, más perversa en el esquema que en la ejecución visual. Carewe es un personaje potencialmente interesante, excepto que sus neurosis ceden con bastante rapidez y hay menos de noventa minutos para concluir la historia, que también dirigió Carewe. Ésta fue su última aparición como actor. Su carrera como director iba muy bien hasta el final de la era del cine mudo. Después de tres películas sonoras, la última en 1934, murió en 1940, a los 56 años.
