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La película se centra demasiada atención en la trama melodramática, que obviamente se inventó sobre la marcha. Lo que realmente vemos en la pantalla es bastante diferente de la sinopsis publicada en el dossier de prensa, que se centraba en la esposa del ingeniero (Claire McDowell) en lugar de en la hija del presidente (interpretada de manera bastante inadecuada por Ella Hall). No obstante, la trama, por vieja que sea, brinda una oportunidad para que ese villano maravillosamente sórdido, David Dirby, haga su trabajo sucio y, lo que es más importante, vincule todas las emocionantes imágenes del tren en el lugar.
Los aficionados a los ferrocarriles disfrutarán de todos los detalles atmosféricos que el director Johnson obtuvo al filmar en patios de carga reales y dentro y junto a máquinas de vapor auténticas y material rodante. La edición de la película es bastante mejorable, pero según mis humildes estándares está filmada de manera competente y tiene buenos valores de producción.
