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En Ucrania, los terratenientes se oponen al progreso y a los derechos de las granjas comunales del pueblo. Cuando una de esas granjas obtiene un tractor para ayudarlos aún más, uno de los granjeros más ricos asesina a uno del colectivo, con la esperanza de detener el movimiento en seco. Sin embargo, es todo lo contrario y el colectivo se levanta de la opresión y la tragedia para superar el enfoque egoísta y cruel de los ricos.
Ésta es una de esas películas que sabía que tenía que ver en lugar de las que son menos apreciadas pero también menos exigentes. Me alegro de haberme hecho finalmente con ella porque técnica y visualmente es una muy buena película, con unas imágenes muy llamativas. Sin embargo, esto es diferente de ser una buena película debido a la narrativa porque, en este sentido, es una bolsa bastante mixta. La estructura de la historia no es muy buena y no fluye de una manera que me resulte atractiva, pero lo que más preocupa al espectador moderno es la propaganda radical e incuestionable que difunde esencialmente la historia. Sería bueno pretender que esto no restase valor a la película, pero lo hace, y no porque yo no esté de acuerdo con el tema que se está representando, sino sólo porque es un tema simplista y torpe para hacer propaganda.
Sin embargo, las imágenes de Dovzhenko son bellísimas y vale la pena verlas porque ya sea la representación del dolor o la hermosura de los campos abiertos, él lo capta muy bien. Si hubiese cuidado más las actuaciones, las cosas habrían ayudado, sin mencionar los intertítulos torpes (aunque debo suponer que se deben principalmente a una mala traducción). Entonces, siempre que no esperes que ésta sea una experiencia divertida o una gran historia, es una película clásica que se debe ver como parte de la educación cinematográfica de cada uno.
