2145

Tres cantos a Lenin


General

Titulo original: Tri pesni o Lenine
Nacionalidad: Unión Soviética
Año de producción: 1934
Género: Documental

Otras personas

Director: Dziga Vertov
Escritor: Dziga Vertov
Productor/Estudio: Mezhrabpom Film
Compositor: Yuri Shaporin
Fotografia: Mark Magidson; Bentsion Monastyrsky; Dmitri Surensky

Funcionalidades

Duración: 60
Pistas de idioma: Ruso
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: DivX
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Muy buena
Peso: 1,1 Gb

Sinopsis

Sobre el tema de tres canciones populares inspiradas por Lenín, Vertov nos muestra un panorama de Rusia a comienzos de los años 30 en diferentes regiones europeas y asiáticas.

Comentarios

"Lenin ha vivido, está viviendo y vivirá": un cartel de la película lo resume muy bien. La sociedad atea de Stalin necesitaba su propia mitología; como a lo largo de toda la historia de cualquier otra sociedad, ésta tuvo que construir su propia mitología (una ficción es siempre esencial en la lucha por la supervivencia; si Darwin no lo hubiese contado desde el principio, lo hubiesen dicho, de todos modos, muchos otros darwinianos). En definitiva, cualquier mitología supone la existencia de un dios eterno. Y por supuesto, en la mitología soviética el dios eterno era Lenin.

Como Lenin había muerto en 1924, había que resolver el problema de su inmortalidad. En esta película, el dios Lenin vive para siempre en la sociedad soviética: en toda la sociedad y en cualquier partícula de ella. Cualquier ciudadano soviético y cualquier logro soviético lleva la personalidad de Lenin. Con esta película, Vertov abandonaba su ateísmo para convertirse en panteísta: deificó la sociedad soviética porque encarnaba la eternidad de Lenin y deificó a Lenin porque su eternidad estaba encarnada en la sociedad soviética. ¿Era panteísmo o más bien panenteísmo? (Dios engloba al universo, pero no se limita a él). Dejo que vosotros decidáis. De todos modos, es la demostración de un sistema totalitario perfecto: no se puede tener libre albedrío, ya que todo el mundo encarna a Lenin, cumpliendo así la voluntad de Lenin.

Bueno, para los funcionarios del régimen esta película tenía dos defectos enormes. En primer lugar, era una película vanguardista y eso significaba una especie de ocio burgués. En 1934, la norma soviética ya era el realismo socialista. Pero peor fue el segundo defecto. La mitología soviética se construyó, en realidad, sobre dos dioses: uno muerto (Lenin) y otro vivo y en pleno control del poder (Stalin). Y el dios muerto debería haber tenido un solo papel: justificar al dios vivo todopoderoso. Esta película decía demasiado sobre el dios muerto y casi nada sobre el dios vivo. No nos debe extrañar que a Vertov ya no se le permitiera hacer otra película. ¿Sabéis por qué? Porque Vertov era demasiado honesto, demasiado sincero para comprender las formas de vida. Al margen de ello, ésta es una película magnífica, sólo por ser tan consistentemente sincera y vanguardista (yo diría que hasta produccionista), con su elogio hacia la construcción soviética que vive a través de un héroe, Lenin.