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¿Qué podría ser más soviético, a principios de la década de 1930, que un tema completamente aleatorio (los mosquitos llenos de malaria en los pantanos del oeste de Georgia), donde la tensión siempre es extrema, se palpa, gracias a montajes de primeros planos que transforman todas las conversaciones en duelos al estilo de Sergio Leone, intercalados con planos hipercompuestos y espléndidos y escenas en las que la destreza tecnológica hace maravillas (clavando el pico a quien "rechaza el progreso")? Sin embargo, un perro salva a un hombre de ahogarse, ¡y ésa es la mayor concesión a las fuerzas de la naturaleza que he visto en una película soviética anterior a 1935!
(Saturnome, "letterboxd".)
A la edad de veinticinco años, Nutsa (Nino) Ghoghoberidze (1902-1966) se convirtió en la primera directora de cine en la Unión Soviética, pero sólo dirigió tres películas debido a la represión estalinista. A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930, fue colaboradora cercana de Alexander Dovzhenko, Sergei Eisenstein y Mikheil Kalatozishvili (Kalatozov). Su primer documental, "Mati", fue realizado con Kalatozov. A "Buba", su segunda película, le siguió "Ujmuri", el primer largometraje soviético realizado por una directora. Desde mediados de la década de 1930 estuvo bajo la vigilancia de la NKVD y fue excluida de la cinematografía, principalmente por causa de su esposo, Levan Ghoghoberidze, quien había sido un trabajador del Partido Comunista. Levan fue ejecutado en 1937 y a Nutsa se la exilió al Gulag durante diez años. Tras el exilio, pasó el resto de su vida laboral en el Instituto de Lingüística de Tbilisi. Su nombre se ha omitido en todas las enciclopedias soviéticas.