1447

Un mosquetero moderno


General

Titulo original: A Modern Musketeer
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1917
Género: Aventuras

Otras personas

Director: Allan Dwan
Escritor: F.R. Lyle Jr
Productor/Estudio: Douglas Fairbanks Pictures
Compositor:
Fotografia: Hugh McClung; Harry Thorpe

Funcionalidades

Duración: 69
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: DivX
Tipo archivo: AVI
Calidad imagen: Buena
Peso: 650 Mb

Reparto

  • Douglas Fairbanks
  • Marjorie Daw
  • Kathleen Kirkham
  • Frank Campeau
  • Tully Marshall
  • Eugene Ormonde
  • Edythe Chapman

Sinopsis

Un joven que vive en un pequeño pueblo de Kansas, sueña con las aventuras de los Tres Mosqueteros. Por lo tanto, con la esperanza de convertirse en un moderno D'Artagnan, monta en su corcel (un Ford Modelo T) y se pone en el Viejo Oeste en busca de emoción y aventura.

Comentarios

Bogdanovich: ¿Cómo nació la historia de A Modern Musketeer?

Dwan: Esta película fue por completo fruto del azar. Doug [Douglas Fairbanks] andaba cortejando a Mary Pickford, aunque ella estaba casada con Owen Moore, que acabó perdiendo la paciencia y empezó a amenazarla con esto y lo otro. Yo estaba volviendo de Nueva York para hacer una pelicula con Doug. Me había subido al tren e iba camino de Los Ángeles cuando recibí un telegrama suyo que decía: "Imperativo. Quedamos en Salina, Kansas. Nos volvemos a Nueva York". Me bajé en Salina y Doug llegó en el siguiente Chief. De camino a Nueva York me contó por qué había tenido que salir de Los Ángeles, una situación muy incómoda. Pero como teníamos que hacer una película, entre Salina y Nueva York concebimos la idea de A Modern Musketeer.
Le pregunté si había estado en el Grand Canyon, porque me parecía un sitio muy interesante para trabajar. Como dijo que no, fue nuestra primera localización. Yo no había visto nunca el Canyon de Chelley, en tierras de los navajos, en las cercanías de Alburquerque, así que decidimos trabajar allí también. Inventamos una historia, un hombre joven e imaginativo que queire escapar de su pueblo natal, en Kansas. Sueña con marcharse a caballo, como D'Artagnan. Para demostrar su inquietud le mostramos corriendo por el pueblo, entrando en la iglesia y subiendo al campanario. Al final se marcha en un pequeño Frod modelo T amarillo -su montura-, y vive una serie de aventuras que fuimos inventando sobre la marcha. Era una comedia, pero con mucho melodrama. Teníamos un villano y decidimos tirarle por un barranco. Cada vez que veo un barranco, tengo que tirar a alguien.

Bogdanovich: ¿Parodiaba usted el género melodramático en las películas de Douglas Fairbanks?

Dwan: Sí. Lo parodiábamos para evitar que lo hiciera el público, porque nadie se toma en serio esas cosas. Metíamos mucho suspense, pero en clave humorística. Sin embargo, los peligros que vivía el personaje eran reales, y el público disfrutaba con su preocupación. En esa película había muchos toques de humor.
Recuerdo que participé en una carrera de Los Ángeles a Phoenix con un amigo mío. Fue una carrera muy larga, por carretera. Salían cien coches y sólo llegaban un par de ellos. A este amigo se le ocurrió una idea: de camino le quitaría los neumáticos al coche, le pondría pestañas y lo montaría en la vía del ferrocarril de Southern Pacific. Fuimos hasta Phoenix sobre raíles y llegamos horas antes que los demás. En el reglamento no había ninguna norma que lo prohibiera. Por eso, en Modern Musketeer, el pequeño Ford de Doug viajó hasta el Grand Canyon sobre las vías del tren.
Más tarde, en el Canyon de Chelley, acampamos bajo un magnífico barranco de arenisca que bajaba en pendiente y que tenía unas viviendas excavadas en la roca, a las que sólo se podía acceder con largas escaleras de mano. Montamos nuestras tiendas justo al pie del barranco y los indios no se nos acercaban. Estaban al otro lado del cañón, y no dejaban de decir: "No, no queremos ir allí". Al final vino el hombre del colmado y dijo: "Os van a decir que aquí correis peligro, que este sitio está encantado". Pensamos que sería una estúpida superstición india, pero movimos las tiendas para complacerles y para que se pusieran a trabajar. Aquella noche se derrumbó el barranco justo por el lado donde habían estado nuestras tiendas.