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Esta copia está completa y la verdad es que se ve bien si tenemos en cuenta que se consideró perdida hasta hace poco.
Con un ritmo rápido y un tempo de ejecución frenético, esta corta y temprana comedia de Ozu es entretenida, aunque no completamente desprovista de aburrimiento en un par de situaciones. Es bastante divertida y el humor que destila es sorprendentemente ligero, a pesar de que la película se centra técnicamente en un secuestro. La trama es parecida al clásico cuento de O. Henry "El rescate del Jefe Rojo", realmente admirable como pieza de ficción humorística, en particular debido a su capacidad de usar la ironía para convertir un tema que fácilmente podría traducirse en algo muy perturbador. Para la mayoría de las personas un secuestro no es nada alegre y divertido. Ozu le da la vuelta y proporciona un alivio casi inmediato en los ingeniosos gags cómicos. La película funciona muy bien por el sabio manejo del corto tiempo de su metraje e incluso muestra signos del famoso estilo visual de Ozu, que influiría en el cine durante las siguientes décadas.
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Se trata de un cortometraje destinado a servir de complemento en las sesiones de cine de la época.
Se rodó en solo tres días y se cuenta que Ozu y sus colaboradores lo escribieron durante una borrachera de cerveza de importación.
No está completo, pues le falta el prólogo, el epílogo y alguna otra escena. Hace tres años se descubrieron 5' más de metraje (la versión original de 38' se da por perdida).
Fue la sexta película que realizó Ozu ese año, lo que da una idea de su ritmo de trabajo en estos inicios de su carrera.
El planteamiento es un tanto siniestro pues, aunque las supongamos, no llegamos a conocer las motivaciones de los secuestradores. Pero pronto el tono se vuelve ligero, con una comicidad casi infantil.
Vista hoy, no todos los gags resultan efectivos (hay un exceso de muecas para mi gusto). No obstante, en su momento tuvo un gran éxito, hasta el punto de convertir al niño protagonista en una estrella. Ozu repetiría con él en varias películas, entre ellas la genial "He nacido, pero..." ("Umarete wa mita keredo") en 1932.
Aunque es una película "pequeña" y sin muchas pretensiones, encontramos ya algún rasgo del futuro estilo del director (el típico "plano Ozu" a la altura de una persona sentada en el suelo; el trabajo con niños, que tan buenos resultados le dará en películas posteriores;... ).