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Publicado por Caolin/Arupa en CF-CL.
Décimo largometraje de Lubitsch. Escirto por H. Kräly y E. Lubitsch, adapta la pantomima del mismo título, de Friedrich Freska, con libreto de Richard Rieb. Se rueda en los talleres de Ufa-Union, de Berlin-Tempelhof. Producido por Paul Davidson para Projecktions-AG Union (PAGU), se estrena en "première" el 1-IX-1920 (Berlin).
La acción tiene lugar en Oriente Medio en tiempos remotos (Edad Media). Sumurun (Hasselquist), la más hermosa concubina del jeque, se enamora en secreto de un joven mercader de tejidos (Liedtke). El jeque, a su vez, se enamora de una bailarina del desierto (Negri), de la que está localmente enamorado el jorobado Yeggar (Lubitsch).
El film suma elmentos de aventuras, drama, comedia y romance. En su juventud Lubitsch había trabajado como actor en la compañía teatral "Deutsche Theater", de Max Reinhardt, que obtuvo grandes éxitos con la pantomima orientalista "Sumurun". Lubitsch la adapta al cine como homenaje al teatro y a Reinhardt. En ella interviene como actor por última vez. La cinta forma parte de los espectáculos historicistas del realizador ("Ana Bolena", "Madame Du Barry"...) y responde a los gustos orientalistas europeos del período de entreguerras.
La caracterización de los personajes subraya las ansias, querencias y pasiones humanas. Yannaia es feliz cuando los hombres la desean, el jorobado arde en deseos de conseguir los favores de Yannaia, el jeque es un personaje ansioso de aventuras amorosas, a la manera de Enrique VIII. La trama analiza con atención el deseo y sus relaciones con el poder, los celos, la ambición. Observa, desde una perspectiva ácida e irónica, las colisiones que el deseo provoca entre personas y grupos.
La ambientación se presenta muy cuidada. El vestuario de Ali Hubert es fastuoso, los grandes decorados, de Kurt Richter y Erno Metzner, que evocan una gran ciudad (Bagdad), son fascinantes, los centenares de extras se mueven con precisión y espectacularidad. El relato mantiene la sonrisa en los labios y retiene la atención del espectador. Son escenas destacadas la introducción de dos baúles en el harén, el sueño del jorobado, las concubinas lanzando frutas a los enucos y otras.
Como adaptación de una pantomina, los gestos, las danzas y los movimientos, tienen gran importancia. Sobresalen la negativa gestual de Sumurun al jeque, la danza de Yannaia, los malabarismos de Mufti y Pufti. La fotografía, de Theodor Sparkul, en B/N y sepia, ofrece encuadres amplios, planos encadenados y perfiles que reducen la visión y concentran la atención. La música para piano, añadida al master restaurado por la F.W. Murnau Stiftung, compuesta (2005) por Javier Pérez Azpeitia, aporta colorido y ritmo. Son notables las interpretaciones de Negri y Lubitsch.