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Edgard Wagenknecht hace un interesantísimo estudio histórico al comienzo de la película, en el que hace notar como nadie se dio cuenta al principio del gran éxito que iba a resultar, debido entre otras razones a la gran dirección del francés Maurice Tourneur, director que en el plano artístico se podía comparar sin mengua alguna al intocable D. W. Griffith. Mary Pickford también contribuyó con su actuación al triunfo final.
Algunas de las películas protagonizadas por Shirley Temple, ya en el cine sonoro, fueron remakes de éxitos de taquilla de Mary Pickford, como por ejemplo, The Poor Little Rich Girl (Maurice Tourneur, 1917), Rebecca of Sunnybrook Farm (Marshall Neilan, 1917) y The Little Princess (Marshall Neilan, 1917). Obviamente, fue la Pickford un modelo a imitar para la exitosa estrella infantil de los años treinta.
La buena mano de Maurice Tourneur salvó a esta película de ser una más entre las muchas plagadas de tópicos y casi calcadas de esa época. El argumento no daba para mucho --niña que lo tiene todo, menos lo que realmente necesita: la atención de sus padres--. Pero he aquí que, en una segunda parte sorprendente y espléndida, el genio de Tourneur "inventa" una subtrama que vale por sí sola todo el metraje. El milagro se produce cuando uno de los criados envenena accidentalmente a la "niña" de doce años (Mary ya tenía veinticinco).
En una larga secuencia se combinan de una forma bastante moderna para entonces las escenas oníricas con las reales, que están muy bien entrelazadas. Gwendolyn, en su delirio, mezcla realidad y ficción de forma que por ejemplo cuando el fontanero la rescata, también lo visualiza en su sueño. Cuando sus dos padres acuden a su cama también se los imagina en el sueño, en el cual se reflejan sus ansiedades y su incapacidad por poder comunicarse con ellos (en el caso de su madre vemos su obsesión por hacer vida social, en el de su padre su ajetreada vida laboral). De esta forma, los padres son conscientes de sus errores por las frases inconexas de su hija y al final de la película enmendarán su culpa cuidando de ella mientras se rehabilita.
Película salvada. Y un año más tarde, el mismo Tourneur volvía a deleitarnos con esa maravilla llamada "El pájaro azul", aunque esta vez sin Mary.
