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La propuesta que nos ofrece Feuillade en esta magnífica obra es valiente, arriesgada y original (para la época en que se produjo). En la temporada de la vendimia, un grupo de personas acuden, desde distintos lugares de Francia, a trabajar como vendimiadores en una propiedad del Midi. Un soldado convaleciente, una familia otrora opulenta, un par de alemanes escapados de prisión, una gitana y su hija, unos animadores ambulantes... Distintas personas con distintas historias que, intercalándose con el eje central del argumento, van confluyendo entre esas vides, auténticas protagonistas.
La Gran Guerra está en su apogeo, pero los aliados empiezan a lograr victorias puntuales. En el campo de la vendimia se producen encuentros, dramas y malentendidos. Los flashback que incluye Feuillade, breves y necesarios, ayudan a comprender la naturaleza de cada personaje y nos sumergen en el horror de aquellos días, pero también nos permiten entrever una luz de esperanza, especialmente en ese emotivo brindis final. La acción se desgrana sin pausa, pero profundizando en el aspecto íntimo de cada uno de los vendimiadores, escrutando su lado más humano.
Aquí queda claro que Feuillade solía llamar, en cada una de sus películas, al mismo equipo de protagonistas. Vemos a la deliciosa Mary Harald (Tih Minh), al conocido galán René Cresté --aquí, por fortuna, algo menos envarado que en "Tih Minh"--, al genial Georges Biscot en un papel secundario pero siempre dispuesto a robar planos a quien sea; y al malvado Louis Leubas en el papel del alemán más criminal, como no podía ser de otra forma.
Película lírica, película coral, con su mensaje antigermano correspondiente --aquellos días la situación europea estaba como ya sabemos--, "Vendémiaire" es una bellísima página de la historia del cine, emotiva y sentida, que ahora podemos ver restaurada y en su integridad. Una ocasión que, me permito sugerir, deberíamos aprovechar.
Para terminar, a pesar de la variedad de personajes e historias que cruzan por todo el metraje, yo diría que la auténtica protagonista de la cinta, donde confluyen todos los destinos, es la viña, la uva, el vino en fin. Ya me diréis si sois de la misma opinión.