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Hemos rescatado este título de George Fitzmaurice de la firma holandesa EYE. Lleva virados de color, la imagen es buena y se aprecian algunos saltos en la continuidad, aunque al final no sean demasiado trascendentes para comprender la trama. Como no había ningún subtítulo en un idioma accesible, hemos traducido del holandés y el resultado no nos parece demasiado malo.
Fitzmaurice, uno de esos directores considerados como "ilustre segundón", que a menudo asociamos con comedias sofisticadas, pero a quien debemos títulos tan emblemáticos como "Mata Hari", "El hijo del Caíd", "Lilac time", "Raffles", etcétera, ya llevaba un par de años en la industria del cine cuando realizó, en el temprano 1915, la película que hoy os presentamos, una cinta que reúne elementos románticos y de intriga.
Se nota, por supuesto, la precariedad de algunas situaciones y trazos del guión, pero en cambio nos encontramos con escenarios exteriores bastante conseguidos. Por supuesto, el clásico maniqueísmo de esas producciones hollywoodienses se dan cita en la trama: el chico bueno, con resplandeciente sonrisa, simpático y tal vez algo entrado en carnes; la chica, un tanto alocada y consentida hija de papá; el malo, con su correspondiente bigote (¿por qué todos los malos siempre debían llevar bigote?). Las secuencias de la fundición de acero son espectaculares y a ese bribón del bigote, a quien muy pronto empezamos a tenerle inquina, le daríamos con gusto y una zapatilla en toda la cara.
Película entretenida, sin mayores ambiciones, que podemos considerar como un hallazgo y que servirá para ampliar la filmografía de George Fitzmaurice.