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Victoria


General

Titulo original: Victory
Nacionalidad: Estados Unidos
Año de producción: 1919
Género: Drama

Otras personas

Director: Maurice Tourneur
Escritor: Jules Furthman; Joseph Conrad
Productor/Estudio: Paramount-Artcraft
Compositor:
Fotografia: René Guissart

Funcionalidades

Duración: 62
Pistas de idioma: Muda
Idiomas de los subtítulos: Castellano
Modo de color: Blanco y negro
Fuente ripeo: DVD
Soporte: x264
Tipo archivo: MKV
Calidad imagen: Buena
Peso: 1,0 Gb

Reparto

  • Lon Chaney
  • Jack Holt
  • Seena Owen
  • Wallace Beery
  • Ben Deeley
  • Laura Winston
  • Bull Montana
  • George Nichols

Sinopsis

En una pequeña y solitaria isla de las Indias holandesas vive Axel Heyst, un ermitaño moderno que ha decidido no mezclarse con el mundo ni, especialmente, con las mujeres, siguiendo la doctrina de su padre, un famoso escritor. Sin embargo, en uno de sus viajes a la ciudad cercana para resolver asuntos personales conoce a Alma, primer violín de una orquesta femenina deambulante. En ese punto, las convicciones de Heyst empiezan a tambalearse.

Comentarios

Leonidas Frank Chaney (1883-1930) fue el hijo de una pareja de sordos, por lo que muy pronto tuvo que aprender a comunicarse con ellos por medio de pantomima, algo que más tarde cimentaría sus éxitos en el cine. Desde 1912 a 1917 trabajó para la Universal en multitud de pequeños papeles, muchas veces sin estar acreditado en el reparto. Gracias a varios amigos de la industria consiguió algunas ofertas de más importancia para auparse en posiciones donde los directivos empezaron a fijarse en él. Se sabe, sin embargo, que cuando quiso pedir un aumento de suelo, uno de los jefes de la productora le dijo: "Tú nunca valdrás más de cien dólares a la semana".

Todo Browning, con quien intervino en varias películas, le dio el espaldarazo definitivo , siempre en papeles de hombre atormentado, de persona lisiada, de disminuido o bien de persona conducida por el odio. Con todo, el mismo Chaney había dicho que en cada una de sus apariciones trataba de despertar la humanidad del personaje, por muy torturado que éste fuese, algo que se puede comprobar en su Quasimodo de "El jorobado de Notre Dame". A mediados de los años veinte ya se le consideraba como el "actor de carácter" más importante del firmamento cinematográfico estadounidense.

Con un físico que no le acompañaba demasiado para los papeles de galán, contaba con una excelente voz de tenor y sabía bailar perfectamente. Su único hijo, el llamado Lon Chaney junior, conocido más tarde por su papel en "El hombre lobo" y otros temas de terror, lo tuvo con su primera mujer, de quien se separó tras una turbulenta relación. Se ha hablado y mucho de la mítica maleta de Chaney, que hoy aún se puede admirar. En su interior, el actor tenía todos los simples utensilios para transfigurarse: pelucas, postizos y maquillaje. El resto lo "inventaba" él con su expresividad.

En el invierno de 1929, Chaney contrajo neumonía, que derivó posteriormente en cáncer de pulmón. Murió rodeado de los suyos y toda la industria lloró su pérdida. Era muy querido y solía aconsejar a los actores noveles con sus experiencias adquiridas tras largos años ante los focos. Posee una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y es casi venerado por las viejas generaciones y las nuevas que se acercan a su figura con curiosidad.
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La película proviene de una novela de Joseph Conrad. Estupendo. Los paisaje naturales son bellísimos y están espléndidamente fotografiados. Bien. Los actores bordan su papel: Jack Holt, Seena Owen, Lon Chaney, Wallace Beery... Esto promete. Dirige Maurice Tourneur. Toda una garantía. ¿Por qué pues, al ver el resultado final de la función nos queda esa sensación de que algo falla, algo falta o algo no está correctamente dispuesto? ¿Cómo es posible que con tantas excelencias delante y detrás de la cámara aquello no funcione como debiera?

Profundicemos un poco y tal vez demos con la respuesta. Pensamos que ésta se encuentra en la palabra "credibilidad". Si ya me cuesta creer que Heyst quiere vivir toda su existencia en una isla donde sólo residen él y su criado, ¿cómo voy a tragarme que ese mismo personaje ascético, solitario y misógino hasta la médula se traiga de la ciudad a una desconocida para que le acompañe en su isla (sin otro contacto que el verbal, por supuesto)? Y ése sólo es un ejemplo. No, yo no me lo creo.

Las situaciones están forzadas hasta el límite y el absurdo ronda la pantalla hacia esa explosión final de violencia, donde se desatan todas las tensiones acumuladas. Pero claro, los paisajes son bellos, la interpretación estupenda (magistral Chaney en su papel de bandido cuya especialidad es acuchillar a gente) y la dirección, elegante. ¿Al servicio de qué está dispuesta tanta bondad? Al servicio de un guión que yo, particularmente, no me creo. Y que me perdone el señor Conrad, allí donde esté (no he leído su novela para juzgar el tema).