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En 1928, con el sonoro casi en pleno funcionamiento, Rupert Julian, el de "El fantasma de la Ópera", "Merry-go-round" y tantas otras, nos lega esta película que, según parece, codirigió Cecil B. de Mille, también productor de la misma. La pregunta surge de inmediato: ¿se nota la mano de don Cecilio?, ¿advertimos indicios de que el rey de las sagas sacras intervino en ella? Sí, especialmente en el inicio de la película, esos planos que muestran al grupo de jóvenes universitarios haciendo gamberradas y saboreando la vida loca: eso "es" De Mille. Y también en la suave moralina que baña el metraje en la escena final, con padre e hijo abrazados y perdonándose el uno al otro.
Rupert Julian queda más en evidencia en pasajes intermedios, como esa demasiado larga secuencia de los gángsters en el garaje, pero brilla lo suyo en los momentos de arrebato entre dos coches estrellándose el uno contra el otro, para ver cuál de los conductores destroza antes al contrario. Y cabe citar, también, a los coches como protagonistas en la excelente carrera final, plena de tensión y de ritmo.
El conjunto no deja de ser una historieta ya sabida con elementos no menos conocidos: padres autoritarios, hijos de la modernidad con instintos salvajes (que ocultan, por supuesto, su carencia de afecto y su aburrimiento), un añadido de intriga (con la ya citada trama gangsteril) y final feliz. Poca profundidad, en definitiva. Pero aquí nos encontramos con algo impensable en un producto demilliano: los intertítulos; chispeantes, jocosos, inteligentes y llenos de humor (parecen redactados por la sublime Anita Loos, pero no), nos han hecho andar un poco de cráneo en la traducción. Por suerte, contamos desde hace años con un estupendo diccionario de argot inglés-español, que nos ha salvado la papeleta no pocas veces y aquí también lo ha hecho.
Interpretación correcta, buena planificación, escenarios sin problemas y acabado satisfactorio. Nos imaginamos (y aquí ya interviene nuestro puntito de perversidad), a Cecil proponiéndole a Rupert: "¿Qué te parece si aquí intercalamos una escena paralela con Marco Antonio y Cleopatra". Y a Rupert respondiendo: "No, hoy no toca". Por imaginar, que no quede...