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Una comedia de la Keystone que toma un tema muy familiar aunque lo revisa ligeramente, lo que la convierte en una historia poco convencional con algunos momentos divertidos. La primera parte no es nada especial, pero la persecución cómica que viene más tarde hace que valga la pena ver la película. Roscoe Arbuckle, Al St. John y Frank Hayes encabezan el reparto y hacen un buen trabajo, dentro de las posibilidades del guión.
La configuración de la historia ofrece una rivalidad romántica entre tres pretendientes diferentes (Arbuckle, St. John y Joe Bordeaux) por la mano de una hija cuyo padre (interpretado por Hayes) está desempeñando un papel activo en la elección de su pareja para ella. Las alianzas van y vienen entre todos los pretendientes hasta que Arbuckle y la joven se fugan solos en un avión, perseguidos por los demás en diversos medios de transporte. Ahora ese avión nos parece muy pasado de moda, pero en esa época representaba el futuro de la tecnología.
En realidad, toda la película parece haberse dejado en manos de la improvisación de los actores, algo bastante habitual en las producciones de la Keystone. Las secuencias de los aviones estaban claramente destinadas a ser el escaparate y el resto de la trama se usó para configurar dichas escenas aéreas. El resultado final contiene bastantes momentos conseguidos y una conclusión que, aunque intenta variar un poco la fórmula habitual, se queda bastante plana.